Mi vocación, el negocio de mis sueños, el verdadero “qué quiero ser de mayor” ¿quién no ha pensado en ello? Todos lo hemos hecho alguna vez mientras estudiábamos algo por salir del paso o trabajábamos en algo opuesto a lo que hemos estudiado porque “necesito el dinero”.

¿Creéis en la importancia de sentirse realizado? Yo sí, firmemente, y ahora más que nunca. Estoy en un momento de mi vida en el que trabajo (duramente) en lo que me gusta y disfruto de mi (agrandada) familia.

Hay personas que se toman su tiempo, otras que prefieren dedicarse a su familia, algunas deciden viajar para conocer mundo y encontrarse a sí mismas o que tienen clarísimo que prefieren ser su propio jefe a tener uno.

Hay personas que se lanzan a la piscina y tienen la suerte de nadar en mariposa, pero otras han ido directas al fondo ¿y sabéis por qué? No es por la falta de dinero, de imaginación o porque hayan tenido ideas malas (porque no las hay), sino porque nadie les ha explicado cómo ser líderes en su sector -¿y quién sabe eso?- Puedo decir abiertamente que yo, gracias a mi experiencia y mis años de aprendizaje (y muchas malas rachas).

¿Sabías que la mente se puede reprogramar? Sí, sí. Puedes decirle que sólo vamos a ir hacia el éxito, que los miedos nos dan risa y que las adversidades las usamos como step para trabajar los glúteos.

Si quieres avanzar y lanzarte a la piscina, te aconsejo que no le des muchas vueltas. No mires a una persona pensando que esa podrías ser tú, toma acción y conviértete, junto a tu negocio, en la persona que quieres ser, aquella que cumple sus sueños.

¿Aceptas el desafío?